La necesidad de adaptar el mundo y el sistema sanitario a una población envejecida es algo cada vez más acuciante; esto hace que los geriatras tengamos que buscar estrategias para llevar el adecuado manejo de las personas mayores allá donde no podamos llegar nosotros. Para ello, se está desarrollando en los últimos años el movimiento “age-friendly”, abanderado por la OMS y que permite aprender y formar sobre ciudades, sistemas de salud, plantas de hospitalización, centros de atención primaria y un largo etcétera de lugares amigables con la tercera edad.
En esta línea se encuentra la intervención realizada en este artículo del JAGS. Proponen una Valoración Geriátrica Rápida y un programa de intervención posterior, que se realiza en un medio rural y con personal no entrenado hasta este momento en Geriatría. Incluye el screening de fragilidad y sarcopenia con las escalas FRAIL y SARC-F; el screening nutricional con el SNAQ y un screening cognitivo con el Screening Cognitivo Rápido. En base a los resultados de esta valoración, decidían incluir a los pacientes en planes de estimulación funcional y/o estimulación cognitiva obteniendo resultados positivos en ambos grupos en los outputs registrados ya en los primeros 3 y 2 meses, respectivamente. El análisis de la mejora se midió en varios aspectos: a nivel mental con la escala de Cornell de depresión en demencia y la valoración del estatus mental de la universidad de St Louis, a nivel funcional con el TUG y, además, añadieron la valoración de la percepción en calidad de vida con la QoL-AD en demencia; obteniendo resultados positivos en todos ellos.
Éste es sólo un ejemplo de los programas que podemos establecer, cada uno adaptado a su medio y personal, para intentar llevar la valoración geriátrica y los beneficios que se derivan de la misma allá donde no estamos presente directamente los geriatras.
Carmen Alcaraz López. FEA Geriatría. Complejo Hospitalario Universitario de Cartagena.