La anemia es una entidad frecuente en la población mayor y su incidencia se duplica en nonagenarios respecto a los mayores de 65 años. La presencia de anemia, también en grado leve, se asocia con eventos adversos en salud en el mayor respecto al adulto joven: mortalidad, hospitalización, deterioro funcional y peor calidad de vida.
En casi 1/3 de los casos la anemia se clasifica como de causa inexplicada pese a un correcto estudio de la misma (otro 1/3 de los casos se deben a deficiencias nutricionales, otro 1/3 se relaciona con la presencia de enfermedades crónicas, inflamatorias o enfermedad renal y un pequeño porcentaje es secundario a enfermedades hematológicas). En esta revisión narrativa publicada en JAGS se aborda la anemia de causa inexplicada: su diagnóstico, causas y consecuencias en el mayor. Habitualmente es una anemia leve (≥10 g/dl), normocítica e hiporregenerativa. Aunque su etiología todavía no está clara, se cree que podría deberse a una respuesta alterada de la eritropoyetina, presencia de disfunción renal, inflamación crónica asociada a la edad, disfunción androgénica, mielodisplasias incipientes u otras condiciones subyacentes. Tampoco existe por el momento tratamiento específico, aunque se está estudiando el beneficio de nuevos agentes como los inhibidores de la prolil-hidroxilasa.
La anemia no debe considerarse como una característica “normal” del envejecimiento, tampoco la de grado leve. Los autores recomiendan un despistaje adecuado de las causas de la misma e incluir en su evaluación test de función física para poder identificar aquellos pacientes con afectación funcional incipiente que podrían beneficiarse de un abordaje más exhaustivo.
Marta Martínez Reig. Geriatra.
Hospital Universitario Doctor Peset. Valencia.