Las guías para dieta saludable recomiendan la ingesta mínima de dos raciones de pescado a la semana como prevención de enfermedad cardiovascular (ECV), ya que la principal fuente de ácidos grasos (AG) 3 de cadena larga se encuentra en el pescado. Lo que se desconoce es si dicha protección es igual en pacientes con ECV establecida o sin ella.
Deepa Mohan y cols. realizan un estudio de cohortes multicéntrico en 58 países, analizan 191558 sujetos de 4 estudios de cohortes: el 27% de ellos con EVC y el 73% sin ECV. El consumo de pescado se objetiva mediante cuestionarios validados de frecuencia alimentaria y según riqueza de (AG)3. Con un seguimiento de 7.5 años en un 96% del total de los individuos. La ingesta escasa de pescado (≤50g/mes) en pacientes sin ECV no se asoció con mayor riesgo cardiovascular (HR 0.95 IC95%; 0.86-1.04) ni mayor mortalidad (HR 0.96 IC95%;0.88-1.05). En aquellos con ECV establecida, sí se halló beneficio con menor riesgo de ECV y una menor mortalidad con ingesta de pescado de al menos 175 g/semana (2 porciones) en comparación con ≤50g/semana (HR 0.84; IC95% 0.73-0.96 vs HR 0.82; IC95% 0.74-0.91). La toma de pescados ricos en AG 3 se asociaron con menor riesgo vascular (HR 0.94;IC 95% 0.92-0.97).
Podemos concluir que los pacientes con ECV establecida tienen indicación de una ingesta mínima de pescado (sobre todo aquellos ricos en AG 3), siendo muy importante la individualización de la dieta y los cuidados según comorbilidades asociadas sobre todo en nuestro perfil de pacientes.
Virginia Mazoteras Muñoz
FEA de Geriatría
Hospital General Universitario de Ciudad Real