Aunque los beta bloqueantes han perdido eficacia a largo plazo tras la generalización de técnicas de reperfusión coronaria (Bangalore S et al; Am J Med 2014)., siguen siendo un tratamiento básico especialmente en el primer mes posinfarto (IAM). Sin embargo en ancianos especialmente vulnerables (como pueden ser los ingresados en residencia) siguen siendo menos frecuentemente prescritos por sus potenciales efectos adversos.
Para profundizar en este tema, Steiman y cols publican un estudio en JAMA Internal Medicine con datos de la base de datos de Medicare de 2007-2010 sobre pacientes institucionalizados que hubieran sufrido un IAM.. Sus resultados (en los que hay que profundizar más allá del resumen) dicen que, a los tres meses del IAM los que toman betabloquenates se mueren menos (todos los subgrupos), pero sufren mayor deterioro funcional (aunque esto solo ocurre en los que basalmente tenían un deterioro funcional severo o cognitivo moderado-severo).
Este estudio, refleja una vez más la heterogeneidad de la población anciana, también la institucionalizada, y la relevancia de la situación funcional y mental en la toma de decisiones clínicas, más allá de lo establecido en las guías clínicas basadas en la enfermedad.
Juan José Baztán. Médico Geriatra. Hospital Central Cruz Roja. Madrid
Píldoras de Geriatría Basada en Evidencia.
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