Conducir un vehículo es una tarea compleja que requiere la participación de
funciones sensoriales, psicomotoras y cognitivas adecuadas. Según envejecemos estas
funciones se deterioran.
Pero muchos ancianos conducen bien en edades avanzadas, a pesar de tener un declive
moderado en dichas funciones. Muchos patrones de conducción son aprendidos, y están
integrados en la memoria a largo plazo. Además, las personas mayores son más prudentes,
conducen distancias más cortas, pocas veces de noche y raras veces en hora punta. Son
más proclives a respetar los límites de velocidad, ponerse el cinturón de seguridad y evitar
el alcohol al conducir.
Para valorar la capacidad de conducción hay que tener en cuenta que conducir es muy
importante para las personas mayores, tanto para su independencia como para su
autoestima. Si dejan de conducir dependen más de la familia para el transporte. Reducen
actividades sociales, y sufren depresión y aislamiento.
Pero sabemos que los conductores mayores de 75 años están más afectados por los
accidentes de tráfico que el conjunto de conductores mayores de 29 años. Y se dan sobre
todo en intersecciones a baja velocidad por la disminución de sus reflejos.
En las personas mayores se deterioran las funciones cognitivas, psicomotoras, visuales o
auditivas necesarias para una conducción satisfactoria. El 80-90% de la información
relevante del tráfico la percibimos visualmente. También la pérdida de audición afecta a la
conducción, aunque en menor medida. Con la edad la fuerza muscular disminuye, también
la flexibilidad de cuello y tronco, junto a la menor velocidad de reacción y coordinación
motora. También afectan a la conducción de vehículos los cambios cognitivos, como el
deterioro de la inteligencia fluida, la velocidad de procesamiento, las capacidades
visuoespaciales y la atención.
Por lo tanto, si es usted mayor, es importante que siga estas recomendaciones para
mejorar la conducción: