La demencia es un desafío sanitario. En el momento actual alrededor de 50 millones de personas la padecen y aproximadamente 152 millones se verán afectadas en el 2050. Se estima que más de un tercio de los casos podrían prevenirse abordando factores de riesgo modificables como la actividad física regular, una dieta saludable y los factores de riesgo cardiovascular. Pero existen dudas sobre la intervención en otros posibles factores de riesgo como las deficiencias sensoriales.
En este estudio de cohorte prospectivo multicéntrico, se examinó sistemáticamente los efectos independientes y de interacción del déficit auditivo (DA) y visual (DV) sobre el desarrollo de demencia. El estudio incluyó 3497 casos con una edad media de 79,8 años, 67,2% mujeres. Al inicio del estudio, el 30,3% de las personas presentaron DA y el 16,6% DV. Ajustando la información de referencia con los datos socio-demográficos, el estado cognitivo, la morbilidad, y controlando el riesgo acumulado de mortalidad, se objetivó que el DA se asoció significativamente con demencia (p = 0,011) pero no el DV (p = 0,462). No hubo interacción entre DA y DV (p = 0.567).
El DA es un factor de riesgo sólido para la mayor incidencia de demencia en personas de 75 años o más. No existe un exceso o compensación de riesgo a través de la presencia o ausencia adicional de DV. Las medidas de prevención temprana del DA podrían ayudar a reducir el riesgo de demencia, por lo que es necesario incluirlas en las intervenciones multicomponentes sobre los factores de riesgo y protectores modificables de demencia.
Dra. Ana B Vena Martínez. Unidad de Geriatría de Urgencias.
Servicio de Geriatría. GSS-Hospital Universitario Santa María (Lleida)