Se ha descrito asociación entre la enfermedad grave por coronavirus 2019 (COVID-19) y la presencia de coagulación intravascular diseminada (CID), que condiciona peor pronóstico y aumento de mortalidad. Por ello, la anticoagulación en pacientes con COVID-19 grave está recomendada. Sin embargo su eficacia no ha sido validada. La Sociedad Internacional de Trombosis y Hemostasia (ISTH) propone una escala de identificación precoz de CID asociada a la sepsis, denominada “sepsis-induced coagulopathy” (SIC), que indicaría el uso de terapias anticoagulantes. La escala SIC incluye: tiempo de protrombina (TP), recuento plaquetario y escala de valoración secuencial de daño de órgano (“SOFA”).
En este artículo original del Journal Thrombosis Haemostasis, se analiza retrospectivamente 1786 pacientes ingresados con COVID-19, (1 enero – 13 febrero 2020), siendo clasificados como graves 449, (65 años de edad media, 40% mujeres, 61% con alguna patología crónica). De ellos, 99 recibieron heparina 7 días o más (en 94 Enoxaparina 40-60 mg/día). La mortalidad global a los 28 días fue del 30%, siendo mayor en aquellos con un SIC ≥4 o D-dímero elevado. El uso de heparina, reducía significativamente la mortalidad en aquellos pacientes con una puntuación basal en la escala SIC ≥4, (40.0% vs 64.2%, P=0.029), o DD> 3 µg/ml (32.8% vs 52.4%, P=0.017).
La terapia anticoagulante principalmente con heparina, se asocia con un mejor pronóstico en pacientes graves con COVID-19 que cumplen con los criterios de SIC o con DD notablemente elevado. Esto ha llevado a que se incorpore dicho tratamiento en la mayoría de protocolos terapéuticos de COVID-19.
Dra. María Elena Baeza Monedero. Médico Especialista en Geriatría, Hospital Infanta Leonor (Madrid).
Dr. Carlos Oñoro Algar. Médico Especialista en Geriatría, Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles (Madrid).