La mayoría de protocolos clínicos basan la estrategia terapéutica en datos de eficacia frente a otras infecciones virales diferentes Covid-19. Lopinavir/ritonavir e hidroxicloroquina se han establecido como primera línea terapéutica, contemplando como segunda línea el uso de remdesivir e interferón.
Con fecha 18 de marzo se publicó en NEJM los resultados del primer ensayo con Lopinavir/ritonavir, en 199 pacientes hospitalizados con neumonía y Saturacion O2<94% ó PaO2/FiO2<300.(mediana edad 58; rango intercuartílico 49-68; 60% varones), ensayo abierto y “exprés” (primer paciente reclutado el 18-01-2020). Como resultado principal evalúan la mejoría clínica de 2 o mas puntos en una escala de 7 puntos validada por la OMS que oscila entre 1-normal y 7-muerte. Los resultados no aprecian diferencias en la mejoría clínica ni en la carga vírica entre los dos grupos (intervención y control) ni en mortalidad a las 4 semanas (19% en grupo intervención y del 25% en grupo control, diferencia no significativa ¿por falta de poder estadístico?). El editorial adjunto da algunas claves para interpretar estos resultados.
Un día antes se publicó on-line en International Journal Antimicrobial Agents los resultados preliminares de un estudio abierto no aletorizado realizado en Francia que comparaba la administración precoz de hidroxicloroquina (Enlace 4) en 20 pacientes (en 6 se añadía azitromicina) frente a 16 controles, que observaba una reducción espectacular de la carga viral tras 6 días de tratamiento con hidroxicloroquina, especialmente en los que tomaban también azitromicina. No aportan datos de resultados clínicos y excluyeron 6 pacientes incialmente tratados con hidroxicloroquina que no finalizaron el tratamiento (1 falleció y 3 se trasladaron a UCI).
Otra línea de investigación es el ensayo clínico multicéntrico puesto en marcha desde el Hospital German Trias i Pujol de Badalona que intenta evaluar la eficacia preventiva de la hidroxicloroquina en contactos (Enlace 5) (de manera similar a la estrategia profiláctica con rifampicina en contactos de casos de meningitis) y cuyos resultados se aventuran para mayo-2020. Si sus resultados fueran positivos, y en espera de la potencial vacuna, esta estrategia de tratamiento preventivo de los contactos podría suponer una cambio dramático en el control de la expansión de la enfermedad en brotes futuros.
Esperamos con prontitud disponer de resultados de otros ensayos en marcha con estos fármacos y otros como remdesivir y favipiravir (antigripal que podría acelerar la resolución la infección si se administra de manera precoz).
Juan José Baztán. Servicio de Geriatría, Hospital Central Cruz Roja. Madrid