Son reconocidos los efectos adversos cognitivos a corto plazo (confusión, pérdida de memoria) de los fármacos anticolinérgicos en la población mayor. Sin embargo es incierto si su administración a largo plazo se asocia con un aumento del riesgo de desarrollar demencia, constituyendo, por tanto, un factor de riesgo potencialmente modificable.
Para evaluar esta asociación se acaba de publicar en JAMA Internal Medicine un estudio observacional de casos y controles anidado en una cohorte de mayores de 55 años (sin diagnóstico de demencia al inicio del estudio) seguidos durante 12 años. Se contabilizaron las dosis diarias totales estandarizadas (TSDDs) por categorías (0, 1-90, 91-365, 366-1095 y >1095) en los casos y controles y para cada anticolinérgico incluido en el estudio que habían sido prescritos en un período de 1 a 11 años previo a la fecha índice del diagnóstico de demencia (casos) o fecha equivalente para los controles. El riesgo de demencia se incrementó significativamente para >1095 TSDDs con antidepresivos, antipakinsonianos, antipsicóticos, antimuscarínicos vesicales y antiepilépticos, también en períodos de exposición de 3-13 y 5-20 años y con una asociación más fuerte en casos diagnosticados de demencia antes de los 80 años y en demencia vascular (vs Enfermedad de Alzheimer). La fracción atribuible poblacional indica que el 10% de los diagnósticos de demencia fue atribuible a estos fármacos.
Reducir la exposición a anticolinérgicos potentes en población de mediana edad y anciana, empleando tratamientos más seguros. Primum non nocere y prudencia como fundamentos de la ética médica.
Francisco Javier Alonso Renedo. Servicio de Geriatría. Complejo Hospitalario de Navarra
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