Impacto de la fragilidad en una unidad de cuidados intensivos

31 May 2021 | Actualidad profesionales, PÍLDORAS GBE, PROFESIONALES

Actualmente, el número de pacientes ancianos que ingresan en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se está incrementando, consecuencia del aumento en la esperanza de vida, del incremento en el número de procedimientos y a la mejor adecuación de estas técnicas a la situación de los pacientes. Históricamente, la edad avanzada se ha utilizado como indicador de una mayor vulnerabilidad al estrés fisiológico. Sin embargo, la capacidad variable para recuperarse de las agresiones fisiológicas, se encapsula de forma más fehaciente en el concepto de “fragilidad”.

De Biasio et al hacen una revisión sistemática de las investigaciones recientes que tienen su enfoque en la importancia de reconocer la fragilidad en la UCI, mostrando que la evidencia apoya que está fuertemente asociada con los resultados de cuidados críticos, incluida la mortalidad, la discapacidad y la utilización de la atención médica (estancia hospitalaria, institucionalización…) y que tiene el potencial de mejorar la estratificación del riesgo de los pacientes de UCI. Desafortunadamente, estos hallazgos provienen del uso de una gran cantidad de diferentes instrumentos de medición de la fragilidad, como el fenotipo Fried o el Clinical Frailty Scale (CFS), puesto que aún no se ha establecido una verdadera herramienta estándar de oro para su evaluación.

Este trabajo sugiere que son precisos más estudios con la intención de introducir un protocolo de implementación más riguroso en la UCI junto con su validación frente a un instrumento bien establecido de fragilidad medida ya que esto puede alentar a los intensivistas a diseñar estrategias de atención óptima para nuestros pacientes.

 

Ester Hoyos Alcañiz. MIR 4º año de Geriatría.

Mercedes Hornillos Calvo. Médica Geriatra.

Hospital General Universitario de Guadalajara.

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