La fragilidad es un estado fisiológico de vulnerabilidad en el anciano debido a la desregulación en múltiples sistemas fisiológicos que llevan a una reducción en la respuesta del individuo frente a estresores, lo que conduce a aumento de enfermedad, discapacidad y muerte. Muchos pacientes frágiles y prefrágiles se encuentran en la comunidad, por lo que es prioritario encontrar intervenciones factibles de realizar en la atención primaria para mejorar a estos pacientes.
En este meta-análisis de Macdonald et al. que incluye 31 estudios con un total de 4794 pacientes, aplicando criterios de Fried o adaptaciones (12 estudios) muestra como medidas más eficaces para reducir la fragilidad: el ejercicio de resistencia y suplementación nutricional, el ejercicio y educación nutricional, el ejercicio físico solo, y la Valoración Geriátrica Integral. Cuando se evalúa el efecto de estas intervenciones sobre medidas concretas de fragilidad física, el ejercicio físico muestra mejorías en la velocidad de la marcha, la fuerza en piernas y la fuerza de prensión manual, aunque en estos casos existe mucha heterogeneidad y los resultados no son extrapolables a otras medidas de fragilidad.
La evidencia que nos muestra este artículo, refuerza que la valoración geriátrica e intervenciones de ejercicio (con o sin intervenciones nutricionales) son la base del tratamiento de la Fragilidad. En los próximos años cómo llevar a la práctica estas intervenciones, teniendo en cuenta las preferencias de los pacientes, la provisión de recursos sanitarios, y la posibilidad de incorporar nuevos aspectos que mejoren la fragilidad, como puede ser la depresión o polifarmacia.
Dra. Nuria Fernández Martínez
FEA Geriatría. Hospital General Universitario de Ciudad Real