Los medios modernos de atención sanitaria se organizan en su mayoría en torno a enfermedades de un solo sistema. Sin embargo, muchas personas ancianas tienen problemas multiorgánicos y la fragilidad es un concepto práctico y unificador en el cuidado de los pacientes mayores y ofrece un punto de vista holístico del paciente en aprietos o vulnerable por una alteración de la homeostasis tras un acontecimiento grave y que está fuertemente asociado con resultados adversos.
Durante el envejecimiento hay cambios estructurales y fisiológicos cerebrales que se asocian al crecimiento exponencial de la demencia en la población mayor y dado que no se dispone de fármacos que reviertan su curso una de las estrategias es prevenir sus factores de riesgo como puede ser la fragilidad. Pues bien, este estudio confirma el papel predictor de la fragilidad para desarrollar demencia futura especialmente de origen vascular más que neurodegenerativa como ya apuntaban otros estudios observacionales que apoyaban una asociación temporal entre la fragilidad, el deterioro cognitivo y la demencia.
El reciente descubrimiento de una concordancia patogénica entre la insuficiencia cardíaca y la enfermedad de Alzheimer plantea la posibilidad de otros mecanismos comunes de fragilidad como es el del depósito generalizado de amiloide que conduciría a una disfunción multiorgánica en los pacientes con enfermedad de Alzheimer
Jesús M. López Arrieta, geriatra. Hospital Universitario La Paz, Madrid
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