La pérdida de movilidad como causa principal de solicitud de eutanasia en personas mayores

7 Jun 2021 | Actualidad profesionales, PÍLDORAS GBE, PROFESIONALES

El pasado 25 de marzo se publicó en el Boletín Oficial del Estado la “Ley Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia” (LORE), que entrará en vigor a los 3 meses de su publicación. A partir de ese momento, cualquier persona que presente un padecimiento grave, crónico e imposibilitante que le impida valerse por sí mismo y que lleve asociado un sufrimiento físico o psíquico constante e intolerable, podrá solicitar a su “Médico Responsable” la prestación de ayuda para morir. Por ello, se hace interesante conocer el estado de la cuestión en otros países de nuestro entrono.

En este original se analizan casos recogidos por las Comisiones Regionales de Verificación de la Eutanasia de Holanda, entre el 01/01/2013 y el 31/12/2019. De los 1.605 casos incluidos en la categoría de “Múltiples Síndromes Geriátricos”, se seleccionaron 53 pacientes (23% con 80-89 años y 77% con 90 y más años). En la mayoría de ellos se informó que 2 eran las circunstancias reportadas como condición principal para solicitar la eutanasia: 1) deterioro funcional tras un incidente (caída, infección, hospitalización o pérdida de un familiar cercano); 2) sufrir una caída y sus consecuencias (fracturas y miedo a caer). Así mismo, se objetivó que en el 83% de los casos la pérdida de movilidad era la circunstancia que condicionaba un sufrimiento constante e intolerable que llevaba al paciente a solicitar la eutanasia o el suicidio asistido.

Los datos obtenidos en el estudio nos plantean dos imperativos éticos con respecto a la LORE: 1) debemos detectar situaciones de fragilidad con el objetivo de intervenir sobre ellas y evitar la progresión hacia una incapacidad funcional; 2) debemos actuar sobre las situaciones de dependencia funcional susceptibles de reversión mediante un programa de rehabilitación. Este segundo punto debe tenerse en cuenta con especial referencia a posibles solicitudes de eutanasia, ya que la LORE establece que debe existir seguridad de que las limitaciones de la autonomía física y las actividades de la vida diaria “vayan a persistir en el tiempo sin posibilidad de curación o mejoría apreciable”. Así mismo, recoge que es preciso realizar con el paciente un “proceso deliberativo sobre su diagnóstico, posibilidades terapéuticas y resultados esperables”.

 

José Gutiérrez Rodríguez

Área de Gestión Clínica de Geriatría. Hospital Monte Naranco, Oviedo

Instituto de Investigación Sanitaria del Principado de Asturias (ISPA)

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