La fragilidad es, sin duda, uno de los mayores retos para la salud pública. Frente a las previsiones de envejecimiento poblacional y dependencia, el abordaje de la fragilidad se presenta como el camino para promocionar un envejecimiento con mayor capacidad funcional y calidad de vida.
Lancet ha publicado en el mes de octubre una serie de dos artículos dedicada a la fragilidad. Tras una breve editorial, los dos artículos son revisiones narrativas firmadas por autores de primerísima línea que abordan aspectos diferentes sobre el tema: Fragilidad: implicaciones para la práctica clínica y la salud pública y Manejo de la fragilidad: oportunidades, retos y direcciones futuras. Los dos artículos repasan la evidencia resaltando aquellos aspectos de la fragilidad que la posicionan como elemento clave para la prevención de la dependencia en las personas mayores, revisan el nivel de evidencia de las intervenciones y proponen estrategias para resolver las lagunas de conocimiento para la practica clínica.
Ante la falta de evidencia adecuada que se muestra de manera constante, los resultados de estas revisiones pueden parecer descorazonadores. Sin embargo, estos artículos son de vital importancia. Posicionan a la fragilidad como un tema de primera línea para todas las especialidades médicas, reconocen la importancia de una manera de trabajar y llaman a la necesidad urgente de implicar a todos (personas mayores, profesionales de la salud, investigadores y políticos) en el reto del abordaje de la fragilidad.
Cristina Alonso Bouzón, geriatra.
Hospital Universitario de Getafe (Madrid)
Píldoras de Geriatría Basada en Evidencia.
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Coordinadores: Juan J. Baztán y Miquel À. Mas