La prevalencia de la fibrilación auricular (FA) está aumentando a medida que la población mundial envejece y la longevidad aumenta. La media de edad en el momento del diagnóstico de FA es alrededor de 75 años siendo su manejo de gran importancia para la salud pública. De 1990 a 2019 la prevalencia de FA se duplicó a nivel mundial a 59,7 millones en 2019; sin embargo, la estandarización por edad, prevalencia y tasa de mortalidad cambiaron poco durante este período de tiempo. Comparado hombres con mujeres >75 años con FA, estas presentan mayor discapacidad total ajustada por años de vida.
El objetivo del presente trabajo publicado en JACC es hacer una revisión sobre la FA donde se define a los ancianos como adultos >75 años. Se analizó la prevención 1ª/ 2ª, control de la frecuencia-ritmo, la prevención tromboembólica y el trastorno cognitivo/demencia.
La prevención 2ª de FA es eficaz y debe fomentarse la pérdida de peso, eliminación de la ingesta de alcohol, abandono del tabaco, control de la hipertensión y diabetes. No hay una diferencia evidente de mortalidad entre la estrategia de control de frecuencia versus ritmo, pero se ha determinado que el uso de antiarrítmicos y en concreto la amiodarona se relaciona con el síncope y las caídas. Estas dos, son las razones más comunes para no recetar anticoagulación, sin valorar su benéfico y la posibilidad de reeducar la marcha en las caídas. La anticoagulación es fundamental en la profilaxis del ictus y los beneficios de los nuevos anticoagulantes (NACOs), son claros frente a la warfarina. Procedimientos invasivos como ablación con catéter, implantación de marcapasos/ablación de la unión y la oclusión del apéndice auricular izquierdo son útiles en casos seleccionados. Un enfoque de toma de decisiones compartidas es crucial en el manejo de la FA en los ancianos.
Dra. Ana B Vena Martínez. Unidad de Geriatría de Urgencias. Servicio de
Geriatría. GSS-Hospital Universitario Santa María (Lleida)