La fragilidad cognitiva es una condición heterogénea que fue definida inicialmente como la presencia de fragilidad física y deterioro cognitivo en el que se ha excluido demencia. Detectarla e intervenir sobre esta, puede tener un impacto en la prevención de eventos clínicos adversos como caídas, discapacidad o aparición de demencia, por lo que en los últimos años ha habido un importante crecimiento de los trabajos que evalúan intervenciones complejas en personas mayores con esta condición.
Recientemente se ha presentado un metanálisis analizando el efecto ponderado de este tipo de intervenciones preventivas. El grupo de Zheng et al. publicaron en Age and Ageing los resultados de 13 ensayos clínicos controlados (1089 personas). Las intervenciones incluyeron: ejercicio físico, intervenciones nutricionales (suplementación) e intervenciones multidominio (ejercicio más estimulación cognitiva o psicológica). Los resultados muestran como las intervenciones mejoraron significativamente scores de fragilidad, función cognitiva global, movilidad, fuerza muscular y estado nutricional, con grado de certeza de leve a moderado.
Aunque hacen falta estudios que aporten más evidencia sobre como individualizar intervenciones (como por ejemplo con dosis adaptadas de ejercicio físico), este análisis marca el camino de futuras evidencias en intervenciones multicomponente preventivas hechas a medida de los pacientes con fragilidad física y cognitiva.
Miquel À. Mas, geriatra, Hospital Universitari Germans Trias i Pujol, Badalona