01 Octubre 2020
Como en años anteriores, desde Grandes Amigos, Fundación Pilares para la Autonomía Personal, Envejecimiento en Red, HelpAge International España y Matia Fundazioa, organizaciones que, desde distintos ámbitos, trabajamos por los derechos y el bienestar de las personas mayores, nos unimos para dar visibilidad y denunciar la desigualdad que acompaña el día a día de muchas personas en su proceso de envejecer.
2020 ha sido un año marcado por la pandemia de la Covid-19 y su profundo impacto social. Una crisis que ha sacado a flote y agravado muchos problemas latentes en materia de desigualdad y discriminación, entre otros, y de forma muy marcada, la discriminación por razones de edad y que únicamente ante el drama que arrojan las cifras de fallecidos parece dar signos de reaccionar. En pocas palabras, vejez es sinónimo de debilidad, de vidas menos valiosas, agotadas, sacrificables. La edad como única medida del valor de una vida.
Se han evidenciado las desigualdades estructurales que ya existían antes de esta crisis. Por ello, es necesario contar con leyes y medidas específicas que promuevan la protección de los derechos y la dignidad de todas y cada una de ellas. En situaciones de emergencia, se pueden tomar medidas excepcionales que limiten de forma muy específica algunos derechos de forma temporal, pero estas restricciones no pueden ser discriminatorias ni basarse en la edad. Las personas mayores son personas adultas con capacidad y derecho para decidir sobre su propia vida y tomar sus propias decisiones. La dignidad y derechos no pierden valor con el paso de los años.
Si bien son muchos los aspectos que reclamarían una revisión profunda sobre nuestra relación con la vejez, nos gustaría destacar los siguientes:
La crisis que vivimos también ha sacado a la luz las muchas carencias que arrastra el modelo tradicional de alojamientos para personas mayores. Déficits pendientes de resolver, alimentados por la pandemia, y que constatan la necesidad de un cambio en profundidad de un modelo institucional, en el que prima el paternalismo, la despersonalización y la ausencia de una visión integral de las necesidades y preferencias de las personas mayores que precisan apoyos en su día a día.
El modelo vigente de grandes macrocentros, con habitaciones compartidas y profesionales que rotan entre servicios, ha facilitado la propagación del virus y la aplicación de medidas, que bajo el supuesto de protección de la salud, ha usurpado la autonomía y la capacidad de decidir a las personas que viven en estos espacios.
Fuente: https://soymayorsoycomotu.com/
La Sociedad Española de Medicina Geriátrica tiene carácter privado y carece de fines lucrativos. Entre sus objetivos están la promoción del estudio y desarrollo de la Geriatría.
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