En diciembre de 2019 una nueva neumonía por SARS-CoV-2 surgió en Wuhan, China, extendiéndose en poco tiempo a través de las fronteras internacionales. La identificación de los factores de riesgo que condicionan un mal pronóstico está siendo objeto de estudio de muchas publicaciones actuales.
El mas reciente es un estudio de cohorte prospectivo publicado en European Respiratory Journal, que estudio 179 pacientes hospitalizados con neumonía por SARS-CoV-2 hospitalizados (57,6 años; 54% varones; 9,7 días desde inicio de síntomas) de los que 11.7% fallecieron. Identificaron cuatro variables predictoras de mortalidad: edad ≥65 años, enfermedad cardiovascular o cerebrovascular, TCD3+CD8+ ≤ 75 células/μL y troponina I ≥ 0.05 ng/mL. Estos hallazgos fueron congruentes y complementarios a los encontrados en otros dos estudios retrospecivos de mortalidad publicados previamente también realizados en China. El primero de ellos en Lancet (multicéntrico) mostró asociación entre muerte y edad avanzada, Sequential Organ Failure Assessment –SOFA- elevado y D-Dímero > 1 μg/mL al ingreso. El segundo publicado en BMJ corroboraba los factores pronósticos previos y apuntaba que además del síndrome de distress respiratoria agudo, la afectación cardíaca aguda también pueden contribuir al estado crítico de enfermedad asociado con una alta mortalidad. Finalmente, un estudio observacional multicéntrico e internacional basado en registros clínicos y publicado en NEJM confirmaba el sexo masculino además de la edad avanzada y presencia de patología cardio respiratoria como factor independiente de mortalidad.
La presencia de edad avanzada, sexo masculino, comorbilidad respiratoria y cardíaca, así como la puntuación elevada en SOFA, valores altos de D-Dímero y troponina I, se relacionan con un mal pronóstico, lo que convierte a la población geriátrica en un colectivo especialmente vulnerable. La identificación precoz de dichos factores, podría ayudar a los clínicos a una filiación temprana de aquellos pacientes con mayor riesgo de desarrollar complicaciones cardíacas y mayor mortalidad. Por otra parte, conocer el significado de estos factores de riesgo (carga viral, disfunción de la respuesta inmune o afectación endotelial) contribuirá a mejorar el enfoque y las dianas terapéuticas.
Dra. María Elena Baeza Monedero. Médico Especialista en Geriatría, Hospital Infanta Leonor, (Madrid).
Dr. Carlos Oñoro Algar. Médico Especialista en Geriatría, Hospital Rey Juan Carlos, Móstoles, (Madrid)