La evidencia existente para prevenir la enfermedad de Alzheimer (EA) es compleja de interpretar debido a la variabilidad de los diseños de los estudios realizados. Con el objetivo de mejorar su fiabilidad y proponer intervenciones preventivas, Yu y cols. realizan una revisión sistemática y meta-análisis de 243 estudios observacionales prospectivos y 153 ensayos clínicos aleatorizados.
Se realizan veintiuna sugerencias, con diferentes niveles de evidencia (11 con nivel de evidencia A y 10 con nivel B) y fortaleza de la recomendación (19 con clase I y 2 con clase III). Diez presentan un nivel de evidencia IA: actividad cognitiva; tratamiento de la hiperhomocistinemia; aumentar el índice de masa corporal en mayores de 65 años; mantener una buena salud mental vigilando el estado cognitivo en pacientes con síntomas depresivos; evitar el estrés diario; prevenir la diabetes y monitorizar de la situación cognitiva en los diabéticos; prevenir traumas craneales; aumento de los años de escolaridad; vigilar la cognición en pacientes con hipotensión ortostática; y prevenir y controlar la hipertensión arterial en menores de 65 años. Dos intervenciones no se recomiendan (clase III): tratamiento estrogénico en mujeres postmenopáusicas e inhibidores de la acetilcolinesterasa en pacientes cognitivamente afectados pero sin diagnóstico clínico de EA.
Mantener un estilo de vida saludable con actividad física y cognitiva regular y un buen estado de ánimo a lo largo de la vida con una adecuada gestión del estrés, evitar el bajo peso en mayores de 65 años y un prudente control de los factores de riesgo vascular podrían contribuir a la prevención de la EA, si bien parece urgente mejorar la calidad metodológica de los ensayos clínicos para llegar a resultados más concluyentes y fiables.
Francisco Javier Alonso Renedo. Servicio de Geriatría. Complejo Hospitalario de Navarra