La incidencia de la mayoría de los canceres aumenta con la edad. En los adultos mayores, el cáncer es la segunda causa de muerte después de la enfermedad cardiovascular. En muchos casos puede prevenirse su aparición o al menos hacer un diagnóstico precoz para conseguir la curación o al menos reducir el deterioro funcional asociado al cáncer avanzado o a las secuelas del tratamiento en los supervivientes. Por otro lado, el sobrediagnóstico puede llevar a la realización de pruebas y tratamientos innecesarios en las personas mayores.
Para ayudar a la toma de decisiones compartidas con los pacientes sobre cuándo solicitar pruebas de screening o plantearse tratamientos preventivos de cáncer en mayores de 65 años, es muy útil la revisión publicada en el Journal of American Geriatric Society, en dos partes. La primera analiza el cáncer de pulmón, colorectal, vejiga, riñón, y en la segunda el cáncer de mama, próstata, cervical, ovario y endometrio. En estas revisiones se muestran datos del registro SEER sobre incidencias por edades en cada uno de los cánceres revisados, así como las calculadoras telemáticas, que existen para conocer el riesgo de desarrollo de esos cánceres. Al final hacen una recopilación de las recomendaciones de screening de la Sociedad Americana de Geriatría y la “US Prevetive Services Task Force” , basadas en las evidencias existentes en cada tipo de cáncer.
Esta revisión es de gran interés tanto para la planificación asistencial como para la toma de decisiones individuales en la prevención y screening de cáncer en personas mayores. No se debe olvidar que antes de comenzar estudios diagnósticos, se debe tener en cuenta la expectativa de vida de la persona y evaluar los riesgos de las pruebas que se solicitan.
MERCEDES HORNILLOS CALVO. Geriatra. Hospital Universitario de Guadalajara.
ESTER HOYOS ALCAÑIZ. MIR Geriatría (4º año). Hospital Universitario de Guadalajara.