El delirium afecta a más del 20% de los pacientes ingresados y su presencia es un excelente marcador de malos resultados de salud.
Rosgen, et al. presentan una revisión sistemática en Age Ageing sobre la asociación de la severidad del delirium con diferentes resultados de salud. La evidencia científica es fuerte para la para la asociación de la severidad del delirium con el tiempo de estancia en las Unidades de Cuidados Intensivos y con la proporción de institucionalización al alta. Sin embargo, no es concluyente con mortalidad, estancia hospitalaria, capacidad funcional, capacidad cognitiva, estrés del paciente y calidad de vida. La escasez de trabajos de investigación y la heterogeneidad de los mismos son las principales causas para este nivel de evidencia. Los autores llaman la atención sobre la necesidad de seguir trabajando en conocer cómo la evaluación de la severidad del delirium podría ser utilizado junto con las mediciones dicotómicas del delirium para predecir con mayor precisión los resultados de salud así como la carga de recursos.
En este mismo volumen del Age and Ageing, la editorial firmada por O¨Hanlon e Inouye nos recuerda que el abordaje del delirium es una pieza central para asegurar una buena asistencia a las personas mayores. Brevemente repasa las asociaciones del delirium con las infecciones respiratorias y con la COVID-19, reconoce el olvido sistemático de esta entidad de las guías para coronavirus, enumera los beneficios de su manejo y hace varias propuestas para mejorar su abordaje con los cambios organizativos actuales. Con esta editorial se nos recuerda que no debemos abandonar nuestras buenas practicas tampoco en tiempos de pandemia.
Cristina Alonso Bouzón, Geriatra. Hospital Universitario de Getafe (Madrid).