La geriatría lleva décadas defendiendo un cambio de paradigma en la asistencia sanitaria.
Ahora estamos de suerte. En los últimos años la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha centralizado parte de sus esfuerzos en promocionar el envejecimiento saludable. Coincidiendo con la publicación del Informe Mundial sobre Envejecimiento y Salud , inició una serie de consultas con el fin de elaborar un marco de acción que ayude a compartir su visión. Esta estrategia fue aprobada en la Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en Ginebra el pasado mes de mayo. Tiene dos metas para 2020:
1. Lograr que todos los gobiernos se comprometan a promover el envejecimiento sano mediante planes de acción destinados a maximizar la capacidad funcional.
2. Lograr que gobiernos, otras partes interesadas y las personas de edad establezcan una plataforma de apoyo al decenio del envejecimiento sano (2020-2030).
Para esto, propone cinco objetivos estratégicos de los que me gustaría destacar uno: la armonización de los sistemas de salud con las necesidades de las personas de edad, estableciendo como concepto clave de esta armonización el diseño de los sistemas de salud en torno al concepto de la capacidad intrínseca y la capacidad funcional.
Nuevamente la OMS apoya nuestro viejo enfoque de salud = función, donde la enfermedad y el número de enfermedades pasan a un lugar secundario.
Cristina Alonso, geriatra. Hospital Universitario de Getafe.
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