La fragilidad es uno de los grandes síndromes asociados a la edad, y su presencia aumenta el riesgo de hospitalizaciones, discapacidad, caídas, fracturas y mortalidad, por lo que la importancia de su detección para su correcto manejo está siendo un objetivo prioritario para cualquier sistema sanitario.
La Sociedad de la Unión Europea de Geriatría y la Sociedad Europea para los aspectos clínicos y económicos de la Osteoporosis, Osteoartritis y Enfermedades musculo-esqueléticas realizaron una encuesta online dirigida a sus miembros asociados.
Participaron 388 médicos de 44 países (83% geriatras). La mayoría de los encuestados valoraban la fragilidad (52,8% siempre, y 38.1% a veces). Los que no la valoraban argumentaron que era por falta de tiempo, ausencia de una herramienta útil, porque su detección no le cambiaría el manejo del paciente o por desconocimiento. Los instrumentos utilizados para valorarla fueron el test de la marcha (43,8%), la Escala Clínica de Fragilidad (34,2%), y el Short Physical Performance Battery (30,2%), aunque un 64,9% utilizaba varios instrumentos, y no todos los encuestados utilizaban los mismos puntos de corte de la misma escala para detectarla.
En conclusión, aunque la valoración de la fragilidad entre los encuestados fue alta, existe una heterogeneidad en las herramientas utilizadas para su detección, lo cual apoya la necesidad de su estandarización.
M. Victoria Farré Mercadé. Geriatra. Hospital General de Granollers.
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